Comentarios sobre los 7 hábitos

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Comentarios:

1) Grupo integrado por: Silvina Bianchi, Olga Ledezma y Mirta Moore

Aporte de Mirta Moore:

1)    Síntesis del argumento y de las ideas claves

2)    Algún aprendizaje que estimo transferible a nuestra situación.

1)    El título de la obra me llamó la atención. Y no me defraudó. Se parece más a un libro de autoayuda. Claro, conciso, muy “anglo” por lo pragmático. Récord de ventas, por su enfoque más bien empresarial. Sin embargo, rescato como  valioso que el autor insiste en que se pueden aplicar algunas ideas a todos los planos: personal, espiritual, familiar, laboral, comunitario o político… Parte de la idea de tres estadios de desarrollo o realización personal: el primero es la dependencia, el segundo la independencia y el tercero, la interdependencia. No necesariamente un adulto maduro o responsable ha pasado exitosamente por las tres o lo logra de modo permanente. No se trata tampoco de una cuestión de edad o de personalidad. En cuanto a los hábitos, sugiere ejercicios prácticos a fin de afianzar la autoconciencia de nuestras acciones, reacciones, emociones y opciones. Lo aplica siempre a varios planos de la vida.

Incluye un cuadro (muy interesante) donde se comparan los centros de la vida de las personas. Qué ocurre con las personas cuya vida gira primordialmente alrededor de su familia, o alrededor de su trabajo, o de sus amigos, o de su pareja, o de su labor en la Iglesia, o del placer o de los principios… Analiza la cuestión del poder y claramente se advierte que la persona cuya vida gira exclusivamente en torno al placer es la más vulnerable, la que menos poder tiene. Y la que tiene como norte a los principios, la que más poder tiene. Es hasta más libre, en el mejor de los sentidos.

El autor nos propone revisar la cuestión de los principios y cuándo, al tenerlos claros,  nos a ayuda a decidir sin causar daño en los demás. Apela a ejemplos de dilemas en los que la salida común perjudica a una de las partes y propone encontrarle la vuelta, negociar y  resolverlo desde otra perspectiva, nueva, distinta. También se refiere a que muchas veces los conflictos, las competencias surgen porque nos cerramos y nos creemos dueños de la verdad. Nos invita a aprender a escuchar al otro, una escucha empática, que le sirva al otro. Con ejercicios muy claros  que consisten primero en escuchar cómo ayudamos al otro, qué palabras usamos, cómo  menospreciamos o minimizamos el dolor del otro o nos apuramos a aconsejar cuando el otro necesita otra cosa. Dejar de lado las muletillas o las frases hechas, todo lo que nos aleja del corazón de quien nos necesita.

También insiste en la necesidad de ser proactivos. Animarnos a cambiar de actitud y a cambiar todo aquello que sí podemos cambiar. A reconocer lo que depende de nosotros. A no dejarnos ganar por el desánimo y a no prejuzgar con pesimismo. Pero también advierte que es duro crear falsas expectativas, esperar demasiado de los demás….

2)    Si cada miembro de la Comunidad Educativa se propusiera, de verdad, actuar con madurez y coherencia, si el norte de cada uno fuesen los principios, sería más sencillo trabajar mancomunadamente. Si compartiéramos un código ético basado en el respeto, la verdad, la responsabilidad sería más sencillo. Eso no quiere decir renunciar a la riqueza plural de nuestros talentos. Y a la cuestión de los talentos la podríamos relacionar con la proactividad. Seremos interpelados, se nos preguntará qué hicimos con los talentos que recibimos.

Otra cuestión que analiza el autor es el tema de la independencia, en estos tiempos sobrevalorada como “lo más”. Y todo el daño que se puede causar cuando la persona hace gala de sus “derechos” y se desliga de sus obligaciones. Lo ideal es superar este estadio y transformarnos en seres interdependientes, maduros, autoconscientes de nuestras acciones y con conductas prosociales afianzadas.